En el año 2003 comenzó a asistir a un curso de italiano que dictaba la profesora de italiano e historia del arte Lucia Comissoli en el Centro Municipal de Distrito Norte “Villa Hortensia” de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina.
“Villa Hortensia” es una hermosa mansión de la ciudad de Rosario, construida en el año 1890, declara Monumento Histórico Nacional y restaurada en el año 1997.
Recuerdo que el primer día de clases mientras estaba escuchando a la profesora Lucia Comissoli llego también a clases el señor Héctor Perfumo, él se sentó a mi lado y le dijo a la profesora que él era hijo de un piemontes, que entendía el idioma, que en su casa cuando él era pequeño se hablaba el dialecto piemontes, desde ese día Héctor Perfumo siempre se sentó a mi lado en todas las clases, hicimos ambos una gran amistad.
Cuando conocí a Héctor Perfumo él tenía 86 años de edad, me recordaban su forma de ser, sus gestos, a una tía abuela piemontesa muy querida llamada Dominga Pierina Donato con el cual pase mucho tiempo cuando yo era un adolescente.
Le gustaba y disfrutaba mucho Héctor Perfumo ir a las fiestas de la Familia Piemontesa de Rosario, se sabía de memoria todas las letras de las canciones, siempre me contaba que le recordaban a su padre cuando tocaba el mandolino en su casa cuando él era pequeño.
Foto: Héctor Perfumo, su hermana Elsa Perfumo con una integrante del Gruppo Citta Di Torino.
Foto: Mirella Giai, en una fiesta de la Familia Piemontesa de la ciudad de Rosario
Paso el tiempo y un día Héctor Perfumo me comunicó que se iba a anotar también en el curso de escritura creativa que dictaba al profesor Sergio Marinelli en el Centro Municipal de Distrito Norte “Villa Hortensia”.
En el curso de escritura creativa Héctor Perfumo escribió como su abuelo cansado de “ zappare la terra” decidió emigrar con su familia desde su querida comuna Masio a la ciudad de Rosario en Argentina.
La intención de Héctor Perfumo era escribir y traducir todo el idioma italiano, y enviarlo a la comuna de Masio de donde era oriunda su familia.
Un día gracias a la magia de las redes sociales conocí de casualidad al escritor italiano Nicola Viceconti, quien muy amablemente se ofreció a traducir todo el material, le gustó a él las historias porque lo que había escrito Héctor Perfumo tenía algunas similitudes con una de sus obras titulada “Cumparsita”, según Nicola Viceconti al leer lo que escribió Héctor Perfumo le dio la sensación de conocerlo de toda la vida, estar en el corazón de alguien es vivir en el lugar más hermoso del mundo.
El día del amigo lo llame por teléfono a Héctor Perfumo y le comunique que había conocido al escritor Nicola Viceconti y que él iba a traducir bien todo al idioma italiano y Héctor Perfumo me contesto que este era el mejor regalo que lo podía haber hecho el día del amigo, esa fue la última vez que hable con él porque a los pocos días falleció.
Una de las poesías más lindas que escribió Héctor Perfumo es “Elogio a las manos de mi padre”, espero les guste, también pueden leer en el blog del escritor Nicola Viceconti todo el relato de cómo la familia de Héctor Perfumo emigró desde Masio a la Argentina.
“Ricordo che da piccolo mi appassionavano le mani di mio padre, mani grandi, forti, generose, sempre pronte a stringere con sincerità la destra che gli si offriva. Ricordo le mani oneste, vigorose, tenaci, che si incallirono imparando e dopo lavorando, con speranza nei frutti futuri, la feconda terra del Sud della nostra provincia de Santa Fe, e poi nella città di Rosario.
All’inizio, furono le mani giovanili di un quasi adolescente che venne dal Piemonte con la sola ricchezza dei suoi quattordici anni appena compiuti.
Questo bimbo dovette apprendere e soffrire il rigore del raccolto interminabile delle spighe di grano turco, con le mani, come facevano in quegli anni, sotto un sole feroce e scottante . Ma queste mani giovanili si fecero, lungo gli anni, mani abili, forti, e così impararono a tendere fili di acciaio e fili spinosi per suddividire la terra dei campi.
Lungo gli anni diventarono mani ruvide, mani sicure di un giovane che poteva sostenere le redini dei briosi cavalli di campagna che tiravano l´aratro per aprire i solchi, dopo per far seminare la terra e poi per il raccolto futuro del grano generoso, dorato, ricco…!
Dopo vennero gli anni difficili, scuri, che portarono crudeli siccità e inondazioni, le quali fecero fuggire tutti i sogni, affogarono le speranze, i progetti di mio padre contadino. Lui disse addio alla terra, alla campagna.
Si stabilì con la sua famiglia nella prospera città di Rosario nel millenovecentoventi ( 1920 ).
Quí non rimasero mai mani oziose, lavorarono sempre: alzarono sacchi di grano per riempire le navi di oltramare nel nostro porto sopra il fiume Paraná; queste mani fabbricarono milioni di mattoni e con loro costruirono forni a legna per cuocerli come facevano allora.
Si fecero mani addestrate nella costruzione all´ombra dei maestri muratori venuti dall´Europa, e così costruirono.
Ma, nonostante l´avventurosa vita, per le mani di mio padre ci furono ore di gioia, di creativitá, perchè queste mani sapevano anche accarezzare le corde del mandolino e ottenere una dolce melodia, o le corde della chitarra per potere intonare una canzone tradizionale argentina, o una canzonetta italiana accompagnato dal coro dei suoi figli.
Passarono gli anni…. Quando mio padre smise di lavorare, le sue mani non rimasero oziose, poichè arricchì le sue ore da pensionato con una innata attività artistica: preparava un insieme di cemento, sabbia e acqua in propozioni determinate e così, con attrezzi propri, modellava piccoli castelli medioevali e villaggi del suo indimenticabile paese natìo, Masio, nel cuore del Piemonte. La chiesa quí esibita, è un bel modello in miniatura e uno degli ultimi lavori fatti da lui , quasi novantenne. La progettai io, la disegnai in prospettiva e lui la fece diventare realtà. Un giorno, nel lungo camminare della sua vita, quasi già novantenne, il suo cuore si fermò per sempre, e quelle mani che furono - secondo me “prodigiose” – rimasero definitivamente quiete.
La sua missione era compita!”
ETTORE PERFUMO
Es mi tío bisabuelo. El hermano Pedro es mi bisabuelo.
ResponderEliminarMuy lindo leer esto de él, saludos.
Hola Juan Pablo! que bueno, si, recuerdo me contó Héctor Perfumo que tenía un hermano pero creo ya había fallecido por aquellos años, a la que si conocí fue a su hermana Elsa Perfumo
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