En el día de hoy en la ciudad de Rosario conocí personalmente por primera vez al Arquitecto Edmundo Poggio y le obsequie el libro que me envió hace unos atrás desde la comuna de Masio, Italia el sindaco Pio Perfumo.
Libro: " Dove gli altri non vanno"
El libro fue escrito por Francesco Cacciabue, cuando estaba escribiendo el libro sobre el héroe de guerra el soldado Giovanni Poggio le envió una carta a mí amigo Héctor Perfumo. En la carta le solicitaba a Héctor Perfumo unos artículos que escribió el escritor Edmundo De Amicis cuando vino a la Argentina sobre el soldado Giovanni Poggio en los periódicos "El Nacional" y "La patria degli italiani".
Entonces Héctor Perfumo me pidió que lo ayudará a encontrar estos artículos que escribió Edmundo De Amicis cuando vino a la Argentina.
Primero busque en la biblioteca Argentina de la ciudad de Rosario, pero no los pude encontrar a los artículos, entonces lo contacte al Cav. Miguel Ángel Milano quien muy atentamente se contacto con el historiador Dr. Miguel Ángel De Marco, quien nos informó que los artículos estaban el la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
Al terminar el libro Francesco Cacciabue, me envió desde Masio el sindaco Pio Perfumo cuatro libros a la ciudad de Rosario, tres libros fuimos con Elsa Perfumo a donarlos a diferentes instituciones de la ciudad de Rosario, "La Familia Piemontesa de la ciudad de Rosario", la biblioteca del colegio "Dante Alighieri" y la biblioteca del "Distrito Municipalidad Villa Hortensia".
El la página número 102 del libro en agradecimiento nos nombran a Héctor Perfumo y a mí también como Germano Vache Donato
En el día de ayer iba caminando por las calles de la ciudad de Rosario hasta que de casualidad me encontré con el artista Jonathan Townsen de Sudáfrica.
Él estaba justo muy concentrado haciendo su obra de arte en la vereda del Bv. Oroño.
Luego intercambiamos unas palabras en idioma italiano, me dijo que le gustaba viajar, que iba a estar un tiempo en Rosario y tal vez luego iría al Brasil. También me comentó Jonathan que conocía Italia como la palma de su mano, que amaba Italia, que en el futuro le gustaría establecerse y vivir en Italia.
En octubre del año 2014, el cineasta ítalo-argentino Ricardo Preve partió con un equipo de compañeros de buceo con la esperanza de resolver uno de los misterios pendientes de la Segunda Guerra Mundial: ¿dónde estaba el naufragio del Macalle? Este submarino italiano chocó contra un arrecife y se hundió en 1940, cerca de Barra Musa Kebir, una pequeña y remota isla frente a la costa de Sudán. Pero la expedición de buceo de Ricardo Preve iba a revelar más que el probable paradero del submarino. En su último día en Barra Musa Kebir, Ricardo Preve tropezó con la tumba sin nombre de Carlo Acefalo, el único submarinista que murió allí antes de que los 44 tripulantes restantes fueron rescatados.
Sin que Ricardo Preve lo supiera en ese momento, a lo largo de los años se han realizado muchas llamadas al ejército y al gobierno, solicitando que buscaran la tumba de Acefalo y repatriaran su cuerpo, la última en la televisión nacional de Italia en 1983 por parte de sus ex tripulantes, pero con todos ahora muertos, desde entonces había sido olvidado. Pero todo eso estaba a punto de cambiar ...
Con una historia que podría haber salido directamente de Hollywood, el documental "Tornando A Casa" Con una historia que podría haber salido directamente de Hollywood, el documental "Tornando A Casa" cuenta la fascinante historia de la desaparición del Macalle debido al gas venenoso, cómo los miembros de su tripulación (en su mayoría) sobrevivieron durante seis días en un banco de arena en el abrasador calor africano. con suministros limitados, y cómo la Armada italiana tuvo que correr para rescatar a los sobrevivientes de los británicos, que se acercaban rápidamente para tomarlos como prisioneros de guerra.
Pero el núcleo de la película es la última expedición de Ricardo Preve al Mar Rojo en octubre de 2017, cuando tiene la última oportunidad de encontrar los restos de Acefalo. ¿Tendrá éxito en su búsqueda Ricardo Preve?
En el día de hoy gracias a la magia de las redes sociales, de casualidad me encontré con una publicación interesante en la red social Facebook que realizó el grandioso cineasta y fotógrafo argentino Ricardo Preve.
Resulta ser que el abuelo de Ricardo Preve construyó en el año 1948 una hermosa embarcación en los afamados Astilleros Baglietto en Varazze, Italia.
El “CAROLY”, un yawl de 24 metros de longitud hizo un viaje de Génova - Buenos Aires - Punta del Este - Nueva York regresando a Génova en el año 1956.
En el año 1983 el “CAROLY” fue donado por la familia de Ricardo Preve a la Marina Militare (Armada Italiana) donde actualmente es una nave escuela.
Varo del CAROLY en Varazze, Astilleros Baglietto, cerca de Génova, Italia, 1948. Foto cortesía de Ricardo Preve
Ricardo Preve al timón, a fines de los años 1960, con su madre y padre
Visita del CAROLY a Varazze, donde fue construido, en Octubre 2018. Foto cortesía de Ricardo Preve .
Tapa de la revista YACHTING ITALIANO con el CAROLYTapa de la revista YACHTING ITALIANO con el CAROLY en la rada del Yacht Club Italiano, Genova.
Ricardo Preve fue invitado a visitar el CAROLY fue invitado a visitar el CAROLY durante una visita que la ahora unidad naval hizo en el mes Octubre del año 2018.
El CAROLY visto desde la Playa Brava, Punta del Este, años 1950. Foto cortesía de Ricardo Preve .
El CAROLYEl CAROLY en Bahía de Maldonado, Uruguay, en los años 1950. Foto cortesía de Ricardo Preve
Artículo de Revista Neptunia Febrero / Marzo año 1949
Artículo de Revista Neptunia Febrero / Marzo año 1949
Artículo de Revista Neptunia Febrero / Marzo año 1949
Artículo de Revista Neptunia Febrero / Marzo año 1949
Hace unos años atrás me llamaron por teléfono desde la
E.E.S.O. n°: 434 “General las Heras”,
para hacer un reemplazo docente en
esta linda escuela muy bien diseñada por el mismo arquitecto que diseñó el Observatorio
Astronómico Municipal de Rosario.
Desde el primer día que llegué a la escuela conocí al
Profesor Gustavo Bianchini y un día en la sala de informática de la escuela nos
pusimos a conversar sobre nuestros ancestros italianos y me contó él en ese
momento la historia de su abuelo José Bianchini.
Su abuelo José Bianchini nació en la ciudad de Campana,
provincia de Buenos Aires, pero sus padres Margharita y Giussepe Bianchini que
eran inmigrantes italianos decidieron volver a Italia cuando José Bianchini
tenía solo tres meses de vida.
Una vez en Italia para poder comenzar la escuela primaria se
tuvo que nacionalizar José Bianchini.
El 28 de julio de 1914 se inicia la Primer Guerra Mundial y
José Bianchini fue convocado a prestar servicio militar durante la guerra.
Al Profesor Gustavo Bianchini su abuelo José Bianchini le contó que durante la guerra a medida que avanzaban en combate veía cantidad de jóvenes rubios, de ojos celestes muertos en combate,
esas tremendas imágenes de la guerra quedaron grabadas en su memoria.
Un día durante la guerra José Bianchini se quedó dormido en
su trinchera, cuando despertó la trinchera estaba llena de agua y se había
quedado completamente solo, porque todos los integrantes de la compañía militar
Di Lecco se habían ido.
Entonces José Bianchini empezó a caminar solo, luego de
caminar mucho tiempo llegó hasta otra compañía militar.
Al llegar a esta compañía militar le dijeron que salía una
ambulancia hacia la compañía militar Di Lecco, y le ofrecieron llevarlo en la
ambulancia hasta donde se encontraba la compañía militar Di Lecco, pero José
Bianchini les contesto que no, que seguiría caminando solo hasta la compañía
militar Di Lecco.
Por lo tanto José Bianchini siguió caminando muchos
kilómetros solo hasta su compañía militar, y al llegar a la compañía Di Lecco
se enteró que la ambulancia que le había ofrecido para llevarlo había explotado
y todos los que iban en la ambulancia habían fallecido.
También se enteró José Bianchini en ese momento que lo
habían dado de baja en la compañía Di Lecco porque creían que él había muerto
en combate por lo tanto lo dieron otro vez de alta en la compañía militar Di
Lecco.
José Bianchini al finalizar la Primera Guerra Mundial regresó
nuevamente con sus padres a la ciudad de Campana en Argentina, luego emigró a la ciudad de Rosario,
en la provincia de Santa Fe donde conformó su familia.
El día 23 de noviembre del año 1970 José Bianchini fue nombrado “Cavaliere dell´Ordine
di Vittorio Veneto”.
100 años de la
Primera Guerra Mundial en Rosario
Los días 9, 10 y 11 de noviembre del año 2018 en la
ciudad de Rosario fueron el epicentro de
la conmemoración de la Argentina del fin de la Primer Guerra Mundial.
La ciudad de Rosario se preparó para recibir a cientos de
familiares de combatientes italianos de la Primera Guerra Mundial de todo el
país.
La Grande Guerra
significó un cambio para toda la humanidad. En ella perdieron la vida nueve
millones de soldados y siete millones de civiles.
El nutrido programa contó con una conferencia, un homenaje
en la “Sala de las Banderas” del Monumento Nacional a la Bandera, una misa en
memoria de las víctimas y sobrevivientes en la Basílica Nuestra Señora de
Lourdes donde se entregaron medallas a los familiares, un encuentro de coros y
un acto oficial con la participación de la Banda de la Policía de la Ciudad de
Rosario y el Coro Monte Nero de Cividale del Friuli.
Cavaliere José Bianchini
Cavaliere José Bianchini
Margharita Bianchini, madre del Cavaliere José Bianchini
José Bianchini fue nombrado “Cavaliere dell´Ordine di Vittorio Veneto”.
Medalla entregada a la familia en la Basílica Nuestra Señora de Lourdes
Mariano Gazzola pronunció unas palabras en la misa en memoria de las víctimas y sobrevivientes de la Primera Guerra Mundial en la Basílica Nuestra Señora de Lourdes
Basílica Nuestra Señora de Lourdes
Coro Monte Nero de Cividale del Friuli en la Basílica Nuestra Señora de Lourdes
"Desde el comienzo de la conquista europea de América, los italianos desempeñaron un papel fundamental. En nuestro suelo, desde el descubrimiento, hubo italianos en nuestra historia: Américo Vespucio, Antonio Pigafetta (nuestro primer geógrafo) y tantos más. Hubo italianos importantes en el virreinato (el explorador Mascardi, el músico Zipoli, el arquitecto Bianchi). Durante el gobierno de Rivadavia llegaron artistas, técnicos y científicos; alrededor de 1840, los legionarios garibaldinos. Después de Caseros, hubo importantes italianos en la construcción del ferrocarril (Jacobacci , Pompeyo Moneta), en la realización de obras de riego (Cipolletti –en Mendoza, Neuquén y Río Negro) y en la industria (los frigoríficos de Antonio Devoto, las fábricas de embutidos de Fasoli y de lácteos de Magnasco fueron herederas de los saladeros de Rocca y de Berisso) ".
"También después de Caseros, se inicia la emigración masiva de italianos –del norte, primero, del sur, después-. Nuestra Constitución, la ley de fomento de la emigración dictada por Avellaneda, el progreso incesante de nuestra república, el salario superior, la abundancia de campo fértil, la 'magia' de América y el sueño de la 'Argentina, tierra de promisión', fueron importantes razones para venir a nuestro suelo. (...) Italianos del norte y del sur. Agricultores, viñateros, fructicultores, labradores de la tierra y de un futuro mejor. Cultivaron el suelo, sirvieron a la patria y ampliaron nuestro patrimonio espiritual ".
"La avalancha migratoria procedente del sur de Europa Encuentra sin dudas el mayor contingente humano ingresado en el país entre mediados del siglo XIX y la primera parte del XX; en este contexto, su aporte representó casi el ochenta por ciento del total de los inmigrantes arribados . Si bien los italianos ocuparon el primer lugar por cantidad e impacto en la economía, en la sociedad y en la cultura argentinas, no estaban solos en la aventura transatlántica "
"En las primeras etapas de la inmigración predominantemente los septentrionales: ligures, piamonteses y lombardos. Hacia fines del siglo XIX se suman en cantidades importantes los inmigrantes del sur: Calabria, Campania, Basilicata y Sicilia. (...) Los toscanos, que desde siempre se han sentido orgullosos de portar el italiano más pulido, la lengua del Dante, poblarán 'el gallinero' en las noches de ópera italiana del Teatro Colon. Los dialectos meridionales de los 'tanos' (napolitanos, calabreses, sicilianos) serán responsables del 'cocoliche' e inquietarán a las autoridades, preocupadas por el destino de la lengua nacional. Su importancia numérica hará que todos los italianos sean adscriptos a la categoría 'tano' "
Fuente: www.monografias.com
Foto: Puerto de Buenos Aires, llegada de inmigrantes desde Génova en 1914
"Mi padre, que murió en 1948, a los 90 años, era lombardo, de Samolaco, un pueblito cerca del Lago de Como, próximo al límite con Suiza. Llegó al país hace casi un siglo, cuando tenía seis años, con mi abuelo, que tenía treinta o treinta y cinco. Llegaron a Buenos Aires en un barco de vela, y aquí tomaron la "galera" que en 15 días los llevó al Tandil, que era una especie de fortín, con muchos criollos, muchos indios, algunos militares y muy pocos extranjeros. Todo era pampa, con hacienda sin dueño. Imagínese a esos dos italianos, ¡qué sabían de enlazar y bolear!...
Hicieron un corral, encerraron algunas vacas y fueron los primeros lecheros de Tandil. Todos los días mi padre iba al pueblo y llevaba seis o siete litros de leche, que repartía a los pocos, muy pocos, que tomaban leche en ese entonces, porque la mayor parte solo comía carne y tomaba vino...
Cuando mi padre tenía ocho o nueve años, un buen día se sublevaron los criollos, dirigidos por un curandero llamado Tata-Dios, y decidieron matar a todos los extranjeros. Y efectivamente, los mataron a casi todos... Habrán sido diez o quince. Mi abuelo vivía un poco alejado del pueblo; alguien le avisó, y con mi padre se fue a las sierras. Mi abuelo, después de este episodio, decidió volver a Italia, y allí se quedó. Pero mi padre, al cumplir 16 años, volvió solo a la Argentina. Empezó a trabajar como peón en la construcción de los ferrocarriles, ganando un peso por día. Con los centavos que pudo ahorrar, compró un campito en Pergamino, la ciudad donde Yo nací. Poco a poco, tuvo vacas, fue sembrando trigo, y de todo... Allí nacimos todos.
Mi padre nos despertaba a las cinco diciendo: "Está por salir el sol." Ordeñábamos las vacas, hacíamos otros trabajos, y aún nos alcanzaba el tiempo para llegar antes que nadie a la escuela. Por supuesto, a las ocho de la noche ya habíamos cenado y estábamos en la cama. Ésta era nuestra vida. Toda mi infancia la pasé así. Una maravillosa infancia...
En mi casa se hacía todo. Todo, No se compraba nada. Se hacía el pan, teníamos leche, queso, manteca, verduras, vinos de nuestra viña. En la enorme casona, constituida por ocho o nueve piezas inmensas, teníamos la despensa, siempre repleta de alimentos. En invierno, se carneaban los cerdos, y se hacían jamones, chorizos, salames... Era una vida muy sana.
Cuando terminé sexto grado, vine a un colegio salesiano de Buenos Aires. Concluí el bachillerato en 1918, y en 1919 ingresé en la Facultad de Medicina. Mi padre me mandaba algunos pesos; no muchos... Fue él quien quiso que estudiáramos. Yo quería quedarme en el campo, pero él me dijo: "No, no tenés que ser como yo. El que estudia siempre tiene más posibilidades."
Cuando era adolescente hice el secundario en el colegio
Sagrado Corazón de la ciudad de Rosario, por aquellos años pase mucho tiempo
con una tía abuela llamada Dominga Pierina Donato.
Dominga Pierina
Donato sabía hablar el dialecto piamontes, cuando nací ella la primera vez que
me vio dijo en dialecto piamontes: “que bello pollito”, por eso luego derivo que
mi sobrenombre fuera “Puli”.
A la tarde mientras ella planchaba muy bien la ropa con sus
más de 90 años de edad y yo hacía los deberes del colegio me contaba alguna
historia de cuando ella vivía en el campo, de su vida en General Gelli, una
localidad del Departamento Constitución, Provincia de Santa Fe, Argentina.
Una de sus historias recurrentes era el relato de como su
padre Giovanni Donato había emigrado a la Argentina.
Mi bisabuelo Giovanni Donato nació el 2 de Noviembre de 1850
en la comuna de Romano Canavese, en la región de Piemonte.
Alrededor del año
1888 Giovanni Donato emigró a la Argentina, pero luego de un tiempo regresó a
Romano Canavese, con la intención de encontrar una mujer para casarse.
Al llegar de regreso
a Romano Canavese se compró muy buena ropa y fue a la misa del día domingo.
En la misa por aquellos
años las mujeres solteras se sentaban adelante en la iglesia y Giovanni Donato
se ubicó a un costado en la iglesia de San Pietro e Solutore.
Durante la misa Giovanni Donato tuvo un “fulmine” (rayo) con Carlotta Carissono.
Entonces Giovanni Donato la espero a Carlotta Carissono
hasta el final de la misa y en la salida de la iglesia de San Pietro e Solutore
se acercó para hablar con ella y resultó
ser que ella era la hermana del cura que estaba dando la misa, ella era la
hermana del cura Giussepe Carissono.
El cura Giussepe Carissono primero averiguó si Giovanni
Donato no se había casado en Argentina, una vez que tuvo esa información de que
él era soltero los caso en la iglesia de San Pietro e Solutore y emigraron ambos
a la Argentina.
Su hermano cura Giussepe Carissono le dio antes de partir a Carlotta Carissono una cruz como recuerdo que él tenía de cuando él se había ordenado como sacerdote.
Al llegar Giovanni Donato y Carlotta Carissono se
establecieron en un campo cerca de la zona de San Nicolás, sud de la provincia
de Santa Fe, donde tuvieron 4 hijos, dos varones y dos mujeres, todos sus hijos fueron bautizados
en la catedral de la ciudad de San Nicolás.
Foto: Giovanni Donato
Foto: Carlotta Carissono
Foto: el sacerdote Giussepe Carissono con sus dos hermanas
Foto: Iglesia de San Pietro e Solutore
Foto: la plaza donde se encuentra la iglesia de San Pietro e Solutore se llama plaza Ruggia, en recuerdo al sargento Giovanni Ruggia, héroe de la guera de la independencia italiana en el año 1861.
Romano Canavese es
una comuna italiana de la provincia de
Turín, región de Piemonte
Según los
historiadores locales, Romano Canavese surgió como castra (campamento militar
romano) en 143 a. C., durante la guerra que libraron los romanos contra la
población celta de Liguria Salassi. Como recordatorio de este origen milenario,
aún quedan huellas de la centuriación romana en la campiña al sur de la villa y
la ruta del cardo y el decumanus en el cruce de las calles que conectan la
villa con los pueblos vecinos.
Durante la Alta Edad
Media romana debió de tener cierta importancia, si es cierto que Carlomagno
guardaba uno de sus Campos de Mayo bajo las murallas del pueblo. Importantes
testimonios de la comunidad romana se encuentran alrededor del año 1000, cuando
el territorio era feudo del obispo de Ivrea; hay que recordar que en ese
momento la mayoría de los asentamientos del anfiteatro morénico de Ivrea aún no
existían.
En el siglo XIV
también Romano estuvo involucrado en la Revuelta de los Tuchini, un movimiento
de rebelión de los campesinos acosados por los nobles que también se recuerda
en el histórico Carnaval de Ivrea. Durante estos dramáticos eventos, el
castillo fue destruido y solo una torre permaneció intacta, todavía un símbolo
de la ciudad. A lo largo de la Baja Edad Media, la jurisdicción del territorio
de Romano fue una fuente de conflicto entre el obispo de Ivrea y los Saboya.
Algunas de las familias nobles más poderosas fueron los Orengiano y los condes
de San Martino.
En el siglo XVI,
Romano y sus habitantes se vieron envueltos en enfrentamientos entre los
ejércitos español y francés; De esta época data la descripción de la villa como
fortaleza inexpugnable dotada de torres y puentes levadizos y defendida por
murallas y fosos.
Romano volvió a tener
un momento de gloria en 1800 en el momento de la Batalla de Chiusella en la que
emergió la figura del romano Giacomo Pavetti, general de Napoleón. El
enfrentamiento entre el ejército napoleónico y el Austro Piemontesi cerca del
arroyo Chiusella quedó inmortalizado en un interesante cuadro conservado en el
Museo de Versalles.
De esta época se
conserva el antiguo puente situado a lo largo de la antigua carretera que unía
Aosta con Turín.
Romano aún conserva
valiosos testimonios de la historia pasada: la imponente torre del castillo, el
recetto, las iglesias y palacios nobles, el centro histórico; con los bosques y
viñedos de las colinas morrenas hacen de la ciudad un rincón maravilloso del
Vecchio Canavese.
Soy Carola Lorenzini, nací el 15 de agosto de 1899, nací el
día de la asunción de María al Cielo.
Mi padre se llamaba José Lorenzini, apellido que parece
haberse originado en el área central de las regiones de Toscana, Emilia
Romagna, Marche y mi madre se llamaba Luisa Piana, también un apellido de origen italiano de la
región de Liguaria, su significado genérico es "chi sta, chi abita in
pianura”. Soy criolla y tengo una gran cariño por las tradiciones rurales autóctonas
de Argentina, tengo la costumbre de vestir bombachas criollas, botas y campera
de cuero, lo que me valió el apodo de “Paloma Gaucha”.
Nací en la localidad de Empalme San Vicente,
provincia de Buenos Aires, lo que ahora es Alejandro Korn desde mayo de 1960 en
honor al médico y filósofo Alejandro Korn, quien fue el primer funcionario
universitario en América Latina en ser elegido con el voto estudiantil y está
considerado como el iniciador del pensamiento filosófico en la Argentina.
Fui la séptima hija de ocho hermanos, por lo tanto si todos
mis hermanos hubieran sido mujeres me hubiera correspondido la ley 20.843 de
padrinazgo presidencial.
Desde pequeña me gustaron los deportes, me destaqué en
equitación, remo, atletismo, salto, jabalina, hockey, pelota a paleta, básquet
, tenis y en 1925 llegue a ser campeona de atletismo, también fui la primer mujer
que condujo un automóvil por las calles de San Vicente.
Cuando cumplí 20
años, me anoté en la Escuela Underwood, donde aprendí mecanografía y
taquigrafía. Durante el día trabajaba en una empresa de productos químicos y de
noche iba a la academia para formarme en aquel oficio porque necesitaba
trabajar para ayudar a mi familia.
Tuve la suerte que un día gracias a la recomendación de una
docente pude entrar a trabajar en la Unión Telefónica y obtuve un puesto que
era codiciado por aquellos tiempos. A diario
viajaba desde el Conurbano hasta el centro porteño para trabajar, mientras
seguía participando en el tiempo que me quedaba libre de distintas competencias
deportivas, en las que gane muchos trofeos.
Pero mi gran sueño siempre fue volar, a los 11 años de edad le
dije a una vez mi madre: “Si los pájaros vuelan, ¿por qué no voy a poder volar
yo?".
En el año 1931 envié muchas cartas y reiterados pedidos de
ingreso al Aero Club Argentino de Seis de Septiembre, hasta que fui aceptada.
Al ser aceptada tuve que vender mi bicicleta y un diccionario enciclopédico
compuesto por varios volúmenes para poder juntar los 600 pesos que costaba el
curso de piloto. Durante el curso me levantaba a las tres y media de la mañana
para alcanzar el tren de las cuatro y dos minutos y a las cinco estaba en Morón
para poder volar con el primer instructor de turno.
A los tres meses de práctica obtuve el carnet de piloto
civil internacional, con casi 20 horas de vuelo. Mi primer vuelo importante fue
el 4 de noviembre de 1933, ese día pase a ser la esposa del aire, de los
espacios, mi vida pasó a ser una verdadera aventura.
En el año 1935 logré mi primera gran hazaña a bordo de un
Fleet 51 con el que cruce el Río de la Plata, no tenía brújula el avión y para
colmo cuando comencé a descender me falló el altímetro con lo cual a pura
intuición logré completar la maniobra.
Otro de mis sueños cumplidos fue recorrer el país por el
aire y lo pude cumplir en el año 1938 a bordo de un avión Focke Wulf, visité 14
provincias, me esperaban multitudes para verme hacer acrobacias y aplaudían al
verme aterrizar. Una vez caí cerca de Posadas, debido al impacto el avión
perdió sus alas y el tren de aterrizaje, yo estaba en una inmensa soledad con
la nariz y un ojo lastimado comencé a caminar entre los bañados, con los pies
que me hervían porque llevaba medias gruesas, caminé seis horas hasta encontrar
una choza, luego hice una jornada igual a caballo para hallar un lugar donde
poder comunicar mi caída.
Un día mi jefe en la empresa telefónica me dijo que debía
elegir entre mi empleo o la aviación y yo le conteste que las dos cosas me eran
igualmente necesarias, una, para comer; la otra para vivir. Después de 16 años
de trabajo, decidieron dejarme cesante.
Entonces decidí
escribirle al presidente Roberto M. Ortiz para pedirle un empleo y conseguí un
empleo como instructora de vuelo.
En 1941 llegó a la Argentina un grupo de aviadoras uruguayas
y decidí brindarles una despedida con acrobacias el domingo 23 de noviembre,
les iba a demostrar a las uruguayas quiénes somos las argentinas. Nos sacamos una foto con las aviadoras
uruguayas Blanca Modernell y Laura Machado Bores, me coloqué mis antiparras
y luego subí a un Focke-Wulf Fw44, un
avión que yo solía volar habitualmente.
Primero tomé mucha altura, para luego bajar a toda velocidad
haciendo mi célebre looping invertido, hice una tremenda pasada rasante con la
que los obligue a agacharse a todos los presentes y escuche los aplausos al
pasar, me salió perfecto, con esta
acrobacia ya quede inmortalizada en la memoria del pueblo argentino, misión
cumplida, ya puedo desplegar mis alas y ascender al cielo.
“Un día despertarás y ya no habrá más tiempo
para hacer las cosas que siempre has querido hacer, hazlas ahora”.